La cascada de Banjhakri se precipita desde una altura de 12 metros con un sonido fuerte y efusivo. Rodeada de jardines bellamente recortados, que se extienden sobre casi una hectárea de tierra fértil, la cascada es uno de los lugares más serenos de la ciudad. Ubicada cerca del monasterio de Ranka, la cascada es actualmente parte de un parque que genera fuentes de energía poco convencionales. Por todas partes hay pabellones donde uno puede detenerse y maravillarse viendo las caídas de agua. También hay pasarelas construidas al estilo arquitectónico de Sikkim, lo que permite que los visitantes puedan cruzar de un lugar al otro. Aquí puede darse el gusto de navegar en un lago artificial que alberga la estatua de un dragón en su centro. También hay senderos bien trazados, un café para satisfacer el hambre y un puesto de información para los que se interesan por la cultura chamánica. También hay una tienda para comprar recuerdos del lugar.Un Banjhakri, según la narrativa folklórica de la comunidad nepalí de Sikkim, es un curandero tradicional, también llamado sacerdote o mago de la selva. Se dice que el primer Banjhakri tuvo el poder de ahuyentar a los espíritus malignos.

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